Programa de Acción

Ante la destrucción de la familia...

...Hemos ayudado a más de 5.200 familias a reconstruir sus hogares que antes estaban desestabilizando a sus hijos.

Nos encontramos actualmente frente a una realidad donde la familia, como eje fundamental de la sociedad, ha perdido todo su valor. El hombre (ser humano) en su egoísmo quiere solucionar sus problemas personales, el problema es que muchas veces no está en capacidad de hacerlo, toma caminos equivocados, y no calcula las consecuencias que esto trae a su entorno más cercano; destruyendo la familia destruye hijos, esposa o esposo; su conflicto interno afecta toda su familia e incluso a él mismo y a la sociedad.

Genera con ello en sus hijos una destrucción psíquica, afectiva y moral, como demuestran hoy tantas tendencias y situaciones de conflicto social, de hecho, representadas en hijos inseguros, desequilibrados, inestables, desadaptados, que finalmente para intentar encontrarse a sí mismos buscarán equivocadamente refugiarse en los vicios, en la violencia, en la rebeldía, y en las falsas propuestas de felicidad.

“La Familia es la célula fundamental de la sociedad, sin familia no puede existir una sociedad sana. Es en la familia donde se forma la esencia de la felicidad.” Nuestra misión: ¡Ayudar a reconstruir la familia!

Ante la drogadicción…

...Hemos ayudado a más de 1.350 jóvenes a encontrarle sentido a su vida. La droga y los vicios no los dejaban enfrentar su realidad.

En nuestro medio se ha difundido la idea de que la persona se droga porque es un hedonista, pero realmente lo hace porque sufre profundamente y ha encontrado en la droga un medio de “eliminar” el sufrimiento que lo rodea, de evadir la realidad: no sentirse amado, experimentar el rechazo, provenir de una familia separada, tener unos padres violentos o simplemente no tener capacidades intelectivas para enfrentarse a los estudios.

A veces no se drogan los jóvenes “peores”, si es que debemos hablar de peores o mejores, viendo al hombre como un simple objeto, sino precisamente los más sensibles, los que no soportan el “absurdo” de la vida. La cultura moderna no ha logrado llenar al hombre, lo ha dejado con una profunda insatisfacción.

Es justo en el momento en el que el joven no encuentra respuesta a las preguntas profundas que se propone: ¿Quién soy? ¿Para qué vivo? ¿Por qué sufro? ¿Por qué sufren los demás? ¿Dónde está Dios? Cuando se encuentra más susceptible a caer en la drogadicción. También es cierto que, muchas veces con el conformismo y el deseo de imitar a los otros, se conduce al uso de las drogas, pero esto siempre está marcado por un profundo vacío afectivo.

Nosotros, en muchos casos, hemos experimentado que se sale de la droga gracias a la aceptación de la propia historia y al abrirse a la esperanza y a la fe. Dios quiere a todos y no abandona a ninguno. Por lo tanto, podemos desmentir a los “profetas de la desventura” que afirman lo contrario.

Ante la violencia intrafamiliar…

...Hemos ayudado a miles de niños a recuperar su sueños. Antes eran víctimas de la violencia de sus padres.

El hombre, que vive una cantidad de problemas no resueltos, genera violencia que, sin duda alguna, tiene consecuencias en las personas más cercanas.

Las personas más afectadas por la violencia intrafamiliar son los niños, quienes quedan marcados por el odio y por una falta de sentido o de esperanza que acaba con sus sueños, sueños de serenidad, bienestar, desarrollo y paz.

Niños sin ninguna expectativa en la vida, y donde el futuro se cierra inmediatamente frente a los hechos violentos, de los cuales son espectadores a víctimas. Niños bloqueados, incapaces de establecer relaciones sanas, de tener un proceso de aprendizaje normal, ¿generan, en el futuro, una sociedad realmente?

Recuperar estos sueños en los afectados, y evitar que muchos otros los vean troncados por hechos de violencia, es NUESTRA MISIÓN.